Un escalofrío recorre Ponce Enríquez por la ola de violencia desatada. El pueblo azuayo vive bajo constante zozobra ante los brutales hechos que han teñido de sangre sus calles.
En una cancha pública, un violento tiroteo acabó con la vida de tres personas y dejó cinco más heridas el pasado 17 de mayo. La masacre fue el detonante para que el cantón fuera incluido en el nuevo Estado de Excepción que abarca siete provincias por 60 días.
Según el Gobierno, grupos del crimen organizado han trasladado su accionar a cantones pequeños como Ponce Enríquez. La declaratoria busca frenar los "actos de terror" que han disparado los homicidios intencionales y el uso de armas en la zona.
La violencia escaló tras el asesinato del alcalde de Ponce Enríquez, perpetrado en una balacera apenas cuatro días antes de la consulta popular convocada por Daniel Noboa. El Ejecutivo vincula este crimen a las economías ilícitas del narcotráfico que operan a través de la minería ilegal en la región.
En un ambiente de pánico e inseguridad, los habitantes de Ponce Enríquez claman por el retorno de la calma a su cotidianidad. Las fuerzas del orden se han movilizado para intentar poner freno a la ola criminal que asola al cantón azuayo.