En un ambiente de alta expectativa y tensión política, el presidente Daniel Noboa rindió cuentas este viernes sobre sus primeros seis meses de gestión en un Informe a la Nación marcado por la defensa a ultranza de sus polémicas acciones de gobierno.
La ceremonia en el Palacio Legislativo arrancó con honores militares al mandatario y la intervención del presidente de la Asamblea, Henry Kronfle, quien garantizó el respeto a los resultados de la reciente consulta popular.
Posteriormente, Noboa tomó la palabra en un discurso transmitido en cadena nacional de radio y televisión. Arremetió con un tono desafiante contra sus críticos, reafirmando su lucha frontal contra el narcotráfico y la corrupción.
"Hoy con paso firme, el Estado se va limpiando, las cabecillas van cayendo, los grupos narcoterroristas se van desintegrando", arengó Noboa ante los asambleístas. "El nuevo Ecuador no tranza con el narcotráfico, la narcopolítica, los terroristas ni sus disfraces históricos".
El jefe de Estado defendió su polémica irrupción en la embajada mexicana para detener al exvicepresidente Jorge Glas, a pesar del reciente revés en la Corte Internacional de Justicia. "Tampoco cede ante ciudadanos que se hacen llamar ecuatorianos que hasta quieren que se sentencie a su país", espetó.
En su alocución de 27 minutos, Noboa hizo un recuento de las obras y proyectos ejecutados en estas primeras semanas de mandato, enfatizando su compromiso con la seguridad ciudadana, la inversión pública y el saneamiento de las finanzas estatales.
"Estamos logrando en seis meses lo que otros gobiernos no hicieron ni en dos, ni en cuatro, ni en diez años", arengó con vehemencia ante los legisladores y centenares de muñecos de cartón con su efigie apostados en las afueras del Palacio.
Sin embargo, analistas políticos advirtieron un marcado tono confrontacional y de poca autocrítica en el discurso presidencial, augurando nuevos choques en un país cuyas heridas por la crisis política y social aún no han cicatrizado del todo.
El informe se produjo horas después de que Ecuador sufriera un duro revés diplomático, con la negativa de la CIJ de dictar medidas cautelares contra el país por la polémica irrupción en la embajada mexicana. Un nuevo frente de batalla que el mandatario parece dispuesto a librar con la misma determinación que ha mostrado en su lucha contra el crimen organizado.
