La Organización de Estados Americanos (OEA) se reunió en Washington el 31 de julio de 2024 para abordar las cuestionadas elecciones presidenciales en Venezuela, donde Nicolás Maduro fue declarado presidente reelecto en medio de denuncias de irregularidades y falta de transparencia.
Tras una solicitud de una docena de países del continente, la OEA inició su sesión extraordinaria con dos horas y media de retraso, a las 16:30. La reunión fue convocada por Argentina, Canadá, Chile, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos, Guatemala, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay, quienes expresaron su preocupación por las condiciones en las que se desarrollaron los comicios en Venezuela. La autoridad electoral venezolana no presentó detalles de los resultados, impidiendo la observación internacional.
El 29 de julio, el régimen de Maduro expulsó a las representaciones diplomáticas de siete de estos países tras la exigencia de transparencia y respeto a la voluntad popular. Venezuela había abandonado la OEA en abril de 2018 en un contexto similar de crisis.
Durante la sesión, liderada por Michael Sanders, representante de Antigua y Barbuda, se discutió un proyecto de resolución que lamentaba las “alegaciones generalizadas e insistentes de irregularidades” en las elecciones venezolanas. La resolución instaba al Consejo Nacional Electoral de Venezuela a publicar los resultados detallados por mesa y a realizar una verificación integral con observadores independientes.
A pesar del consenso inicial, la resolución no fue aprobada por falta de unanimidad. De los miembros presentes, 17 votaron a favor, 11 se abstuvieron y cinco se ausentaron. La OEA expresó su solidaridad con el pueblo venezolano y subrayó la importancia de proteger los derechos fundamentales y la seguridad de las instalaciones diplomáticas.