Ecuador se enfrenta a una crisis energética sin precedentes que amenaza con sumir al país en la oscuridad. En un intento desesperado por evitar un colapso del sistema eléctrico, el gerente subrogante de la Corporación Eléctrica de Ecuador (Celec), Fabián Calero, ha declarado en emergencia a la empresa pública y autorizado la compra urgente de 475 megavatios de electricidad adicional.
La resolución, fechada el 10 de junio de 2024, revela la gravedad de la situación. De los 475 megavatios a adquirir, 328 serán soluciones terrestres, incluyendo posibles motores a fuel oil distribuidos estratégicamente en varias provincias. Los 147 megavatios restantes se obtendrán mediante el alquiler de soluciones flotantes, como barcazas o barcos generadores de electricidad.
Esta medida de emergencia llega tras meses de crisis energética que ha costado al país cientos de millones de dólares. Solo los cortes de luz masivos desde el 16 de abril de 2024 han generado pérdidas por $265,2 millones, sumándose a los $600 millones perdidos por racionamientos entre octubre y diciembre de 2023.
El panorama a corto plazo es alarmante. El Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) advierte que no es posible garantizar el suministro continuo de electricidad hasta febrero de 2025, incluso durante la temporada de lluvias. Además, se pronostica un inicio temprano y más agresivo de la temporada seca, agravando la crisis.
Expertos señalan que la necesidad real de Ecuador supera los 1080 megavatios para cubrir de forma autónoma el período de estiaje 2024-2025, equivalente a la construcción de una nueva hidroeléctrica del tamaño de Paute.
Esta crisis pone de manifiesto la urgente necesidad de inversión en infraestructura eléctrica y la diversificación de las fuentes de energía en Ecuador. Mientras tanto, el país se mantiene en vilo, esperando que estas medidas de emergencia logren evitar un apagón generalizado que podría tener consecuencias devastadoras para la economía y la vida cotidiana de los ecuatorianos.
