El campo Sacha, el más productivo de Ecuador, podría pasar de manos estatales a un consorcio internacional liderado por empresas de China y Canadá, dejando al país con solo el 12,5% de su producción petrolera. ¿Qué significa esto para la economía nacional?
En 2024, el campo Sacha, ubicado en la provincia amazónica de Orellana, alcanzó una producción récord de 77.191 barriles diarios, consolidándose como el principal motor petrolero del país. Según datos oficiales, a mayo de 2022, sus reservas ascendían a 372 millones de barriles. Actualmente, el Estado ecuatoriano controla el 100% de esta producción, pero el panorama está a punto de cambiar.
El Gobierno de Daniel Noboa negocia un contrato de participación directa, sin concurso, con un consorcio formado por Amodaimi Oil Company S.L. (subsidiaria de la china Sinopec) y Petrolia Ecuador S.A. (filial de la canadiense New Stratus Energy). De concretarse, el consorcio se quedaría con el 87,5% de la producción si el precio del petróleo WTI se mantiene en USD 62 por barril, dejando al Estado con apenas el 12,5%. En términos prácticos, por cada 100 barriles extraídos, 87,5 irían al consorcio y 12,5 se quedarían en Ecuador, generando ingresos de USD 54,25 por barril para las empresas y solo USD 7,75 para el país.
Si el precio del crudo sube, la participación estatal podría aumentar hasta un máximo del 20%, pero esto requeriría que el barril alcance los USD 120, un nivel visto por última vez en 2022 tras la invasión de Ucrania por Rusia. En 2024, el precio promedio del WTI fue de USD 75,88, lejos de esa cifra. A cambio, el consorcio promete un bono anticipado de USD 1.500 millones y una inversión de USD 1.750 millones en 20 años, con el objetivo de elevar la producción a 100.000 barriles diarios.
Sin embargo, el analista energético Darío Dávalos cuestiona la operación. Según sus cálculos, el bono podría ser recuperado por el consorcio en uno o dos años, mientras que la inversión anual de USD 85 millones representa apenas el 5% de los ingresos anuales estimados del campo a precios actuales. “Es una inversión segura en un campo con reservas probadas que podrían generar USD 14.941 millones, según estudios de 2022”, advierte Dávalos, quien duda que el acuerdo incremente significativamente la renta petrolera para Ecuador.