La violencia de Durán proviene de la lucha entre dos pandillas, los Chone Killers y los Latin Kings, dice la investigación de Anastasia Austin.
Durán, la segunda ciudad más grande y poblada de Guayas. Pasó del relativo anonimato a acaparar los titulares internacionales cuando su tasa de homicidios comenzó a dispararse en junio de 2023. Desde que el presidente Daniel Noboa declaró la guerra a las pandillas el 9 de enero, los homicidios en Durán y en la mayor parte del resto del país han descendido.
Sin embargo, dice Insight Crime, la militarización se ha mostrado como una estrategia insuficiente para abordar las dinámicas que subyacen al contexto de Durán, el cual es posible que salga a flote pronto.
Anastasia Austin, investigadora de Insight Crime, señala que Durán es un microcosmos de Ecuador. Y describe que su ubicación estratégica, al otro lado del río Guayas, separándola del centro de narcotráfico, Guayaquil, más sus debilidades sociales y criminales de larga data, la convirtieron en «una mecha a punto de explotar».
También dice que Durán servirá como un laboratorio para el enfoque de seguridad de Noboa. Si la estrategia militarizada del Presidente resulta allí, es posible que se convierta en un modelo para abordar la crisis de seguridad que afecta a gran parte del resto del país.
Dos organizaciones criminales pelean en Durán
Gran parte de la violencia de Durán proviene de la lucha entre los Chone Killers y los Latin Kings. Habían lograron convivir en relativa calma hasta el asesinato de Manuel Zúñiga, alias «King Majestic», líder de los Latin Kings nacido en Durán. Esto dejó un vacío de poder y reordenó el tablero criminal.
Zúñiga dirigió a los Latin Kings en el proceso de legalización de las pandillas en Ecuador en 2009, convirtiéndolos mayoritariamente en una organización comunitaria y social. Después, prohibió al grupo cometer delitos violentos o unirse a las volátiles alianzas criminales de Ecuador y limitó los delitos de explotación en Durán, se lee en la publicación.
«Aunque cambió de vida y dejó las armas, este hombre era el que ponía las reglas sobre qué delitos se podían cometer y cuáles no en Durán», dijo a InSight Crime Katherine Herrera Aguilar, analista política especializada en seguridad pública. Es decir, había un acuerdo tácito con otros grupos, señaló.
«Ese acuerdo llegó a su fin en 2022, cuando miembros de la pandilla mataron a tiros a Zúñiga en la capital ecuatoriana, Quito, supuestamente por tratar de negociar la paz allí».
De vuelta en Durán, los Chone Killers aprovecharon la muerte de Zúñiga. El grupo se había vinculado como una célula sicarial del poderoso grupo Los Choneros. Pero tras separarse de estos, los Chone Killers se movilizaron para establecer su dominio en Durán, que se había convertido en su base de operaciones, dice Insight Crime.
Se encontraron con la resistencia de algunas células de los Latin Kings que decidieron volver a la delincuencia tras la muerte de su líder y se consideraron los legítimos gobernantes de Durán.
Mientras los dos grupos se enfrentaban por el liderato criminal de la ciudad, la violencia aumentaba. A finales de 2023, Durán registró 453 asesinatos. Su tasa de homicidios de 149 por cada 100 000 ciudadanos era casi el doble de la de Guayaquil y más del triple de la media nacional.
Además de su disputa, las pandillas han extendido la violencia hacia personalidades políticas y la ciudadanía en general. En mayo, sicarios tendieron una emboscada a Luis Chonillo, el recién electo alcalde de Durán, cuando se dirigía a su toma de posesión. Chonillo sobrevivió, pero los atacantes mataron a dos de sus escoltas y a un transeúnte. El alcalde ahora gobierna Durán desde un piso franco.
Militarización en Durán
Durán ha estado bajo varios estados de excepción desde 2021, algunos de ellos superpuestos. Entre 2021 y 2023, Durán vivió 21 estados de excepción, la mayoría de ellos de entre 45 y 90 días de duración.
La declaración de Noboa de un conflicto interno es fundamentalmente diferente de los anteriores estados de excepción, según el general Víctor Herrera Leiva, comandante de policía de la Zona 8, que abarca tanto Durán como Guayaquil.
Esto, debido a que permitió que las fuerzas de seguridad de Ecuador tomaran el control total de las prisiones, afirmó Herrera Leiva a InSight Crime. También tendrá una duración de 90 días en lugar de los 60 habituales utilizados anteriormente.
«Esto nos permite evaluar y preparar mejor nuestros próximos pasos», dijo Herrera Leiva.
Sin embargo, Herrera Aguilar, la analista político, dijo que la mayor diferencia no es la duración, sino el papel central de los militares y la confianza que la población local tiene en ellos.
«Te dirán: ‘Creo en ellos, creo en esta oportunidad, creo en las Fuerzas Armadas’. Para ellos, los militares representan al Estado ecuatoriano, que por fin les presta atención», dijo a InSight Crime. «El problema radica en pensar que esta es la única solución y que debe ser permanente».
«La intervención no puede venir exclusivamente de los hombres de uniforme», dijo el comandante de la Policía, Herrera Leiva. «También tienen que intervenir el Ministerio de Educación y el de Salud… Hay que reconstruir el tejido social del territorio».
Fuente radiopichincha.com