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Los habitantes del principal puerto manabita han vivido en zozobra en las últimas jornadas, por los constantes temblores de tierra. Foto: Archivo / EL COMERCIO.
Los pobladores de la ciudad de Manta y de otras localidades manabitas han sentido una decena de movimientos sísmicos en los últimos días. Mónica Segovia, jefa de Sismología del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional (EPN), explica que se trata de un enjambre sísmico.
Esta denominación se aplica al incremento en la tasa de actividad sísmica. Es decir, el número de sismos aumenta de forma notable en un corto período de tiempo en una región determinada.
Estos movimientos geológicos tienen como característica recurrente que no siguen a un sismo principal, no se trata de réplicas de un movimiento mayor, como el que ocurrió en Pedernales en 2016. En un enjambre, la magnitud de los sismos que se suceden suele ser parecida. En el caso de Manta, la mayoría de los movimientos ha tenido una intensidad de entre 4 y 5 grados en la escala de Richter.
En la zona, la placa de Nazca se mete bajo la Sudamericana
Segovia detalla que estos sismos en enjambre ocurren porque en la zona de subducción (bajo el mar, donde la placa de Nazca se introduce bajo la placa Sudamericana), las placas menores empiezan a moverse un poco. “Cada sismo representa un pequeño traslado de una placa. Las placas que están acopladas se desacoplan y empiezan a moverse lentamente”.
La sismóloga de la EPN aclara que no necesariamente se trata de sismos premonitorios de un evento mayor: “Podría suceder, pero no suele ser lo más probable”. Ya hubo episodios similares meses atrás, frente a las ciudades de Esmeraldas y Atacames ocurrieron muchos sismos en enjambre, pero no hubo un sismo mayor. Estos temblores de tierra permiten que la energía sísmica se disipe.
Aunque Segovia advierte que no ocurre en gran magnitud, porque se trata de sismos pequeños, de hasta cuatro y cinco grados. Añade que la energía liberada es mínima, comparada con la que podría liberarse en la zona, como ha ocurrido en el pasado cercano. La experta recuerda que ha habido sismos mucho mayores en el área.
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En algunas partes frente a la Costa ecuatoriana las placas están más acopladas; en otras, menos. Pero esta característica puede alterarse con el tiempo y las placas empiezan a moverse. No se sabe científicamente por qué ocurre. Los enjambres sísmicos ya han sucedido con anterioridad en distintas zonas del Litoral ecuatoriano. Ha pasado antes frente a la provincia de Manabí, en la propia Manta, pero también en otras zonas, como la isla de La Plata.
También ha ocurrido más al norte, en la provincia de Esmeraldas, a la altura de Punta Galera, de la parroquia Mompiche y de los cantones Atacames y Esmeraldas. La magnitud que alcance un sismo dependerá el área que recorre una placa que se está moviendo. A mayor distancia de desplazamiento, mayor magnitud.
Fuente El Comercio